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Por Dr. Rubén Hermosillo Vargas

Fusarium es un hongo, que a diferencia de las plantas, le es imposible hacer fotosíntesis, por lo que tiene que alimentarse de otros seres vivos o materia orgánica en descomposición. Es capaz de enfermar plantas, animales y seres humanos.

Habita en casi todos los suelos del mundo, taxonómicamente es un hongo con decenas de especies, muchas subespecies y bastantes razas. Tiene una  excelente adaptabilidad.

Es un hongo mesófilo, es decir, prefiere los climas templados, que oscilan de 10 a 35 °C. Le gusta que en el suelo haya humedad, sin que esté saturado el suelo. De preferencia que sean suelos ácidos, es decir, con un pH de 5.5.

Es un hongo saprófito facultativo, o sea, es un organismo que ser parásito es opcional, prefiere alimentarse de seres vivos, pero si no hay condiciones, puede vivir de materia orgánica en descomposición.

Un microorganismo que solamente se puede reproducir asexualmente, que forma esporas, estromas y conidios, que lo ha vuelto una de sus ventajas evolutivas.

Fusarium es un hongo nativo de la mayoría de los cultivos agrícolas, prácticamente puede enfermar a casi cualquier cultivo. La pregunta es, ¿quién invadió a quién?

Como se mencionó, hay muchas especies que forman al género Fusarium, hay oxysporum, solanani, monoliforme, avenaceum, falciforme, citrícola, fujikuroi, equiseti, culforum, entre muchos más.

Cuando los observas en el microscopio, ya sea en una muestra de suelo, o en un agar para cultivo in vitro, puedes ver la inmensa cantidad de colores, tamaños y formas, lo que complica su identificación por especie, por eso es tan común encontrar en los libros y artículos, la descripción de este hongo fitopatógeno, como Fusarium sp si es una especie o Fusarium spp si son muchas especies de la familia.

Hablando en cuestiones agrícolas, es un hongo que puede ocasionar el 100% de pérdida de los cultivos, si no me creen, pregúntenle a los bananeros, o disminuir drásticamente la calidad y cantidad de los cosechas.

Como enfermedad, el hongo ingresa por las raíces o por la corona (división entre las raíces y el tallo). Ingresa por aperturas naturales o alguna herida. El hongo es transportado al xilema, tubería de la planta que sube a las hojas agua y nutrientes. Al paso del tiempo, colapsa los xilemas, por lo que deja de subir la savia bruta. Por eso, las plantas con esta enfermedad, tienen como sintomatología la marchitez.

Otra de las consecuencias del patógeno, como daño secundario, son las micotoxinas que produce, puede enfermar a otras plantas, animales o incluso personas. Por ejemplo, las fumonisinas son toxinas ambientales producidas por especies de Fusarium que crecen en productos agrícolas en el campo o durante el almacenamiento. Estas micotoxinas se han encontrado como contaminantes en todo el mundo, principalmente en el maíz, son asociados como posibles carcinógenos humanos.

El monocultivo, es decir una solo especie en determinada superficie, la sobreexplotación de los suelos, escasa rotación de cultivos, falta de prácticas de regeneración de suelos, y falta de estrategias para evitar la diseminación del hongo, han favorecido el desarrollo de esta severa enfermedad.

Como se redactó, son muchas las especies del género Fusarium las que se encuentran en los suelos agrícolas, que pueden trabajar de manera individual y en asociación.

Descrita la problemática, es importante mencionar la o las soluciones a la situación. Pensar en erradicar al hongo del suelo, es utópico. Debemos tener en mente, que tenemos que aprender a convivir con este tipo microorganismos.

Hay un tridente clave para el control del patógeno. En el suelo, la materia orgánica, pH de más de 6 y microorganismos benéficos. De poco sirve si se hacen aplicaciones de materia orgánica, sin hacer enmiendas al pH de suelo, o no se inoculan microorganismos benéficos. Es importante tener en cuenta esos tres factores, que los tres estén cercanos a lo ideal.

El manejo integrado de plagas y enfermedades, en eso consiste, en asociar diferentes técnicas, para un objetivo en común. El control químico, legal, biológico, agronómico y genético, trabajando por el mismo fin.

Fusarium no es un hongo imposible de combatir, hay un sinfín de técnicas, productos y estrategias a usar. Se puede controlar el patógeno, y así lograr llegar a la meta planteada antes de establecer tu cultivo. Un ejemplo es la aplicación de enemigos naturales, como Harzianum 100 (Trichoderma harzianum) y  Bacillus subtilis.

Si tienes dudas de cómo usamos estas estrategias mencionadas, qué prácticas agronómicas empleamos, qué microorganismos benéficos usamos, cuáles son las fuentes de materia orgánica más recomendadas, qué agroquímicos habitualmente empleamos, no dudes en escribirnos.

Gracias por su atención y nos leemos próximamente.

Dr. Rubén Hermosillo Vargas

IG: @rubenagroh

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